Los altos costos de las carreras dieron como resultado el crecimiento de los seguros de estudio para pagar en muchas cuotas y con varios años de antelación.
En Buenos Aires -aunque varía según institución y carrera- en promedio, un “paquete universitario” ronda los 200 mil pesos sólo en cuotas. Esto generó que el mercado asegurador argentino ofrezca una serie de opciones para los padres con capacidad de ahorro y resiliencia a largo plazo: un seguro de estudios universitarios, que funciona como una suerte de boleto hacia la formación terciaria que se paga «en muchas cuotas» y con varios años de antelación.
Entre los productos que ofrecen las compañías locales hay instrumentos de ahorro con un aporte desde unos 60 dólares por mes que favorecen el armado de un fondo, con una mínima cobertura de vida. Éste será alimentado por los aportes mensuales continuos de la familia y retroalimentado a su vez por los propios intereses que se generen por las inversiones que la empresa de seguros haga con el dinero. Para cuando llegue al domicilio la primera factura universitaria, muchos años después, la constancia en el pago de primas y la fuerza de los intereses responderán por las erogaciones.
Sin embargo, para que esto genere la rentabilidad necesaria se debe empezar a pagar, al menos, 10 años antes de comenzar los estudios universitarios. Cuanta mayor antelación haya en la contratación del seguro, mayor será la proporción del costo universitario total que será solventado con los propios intereses que el fondo genere, y ya no con aportes de capital de la familia.
El aporte mensual mínimo recomendado es de 100 dólares y según números provistos por algunas compañías, que sirven de indicio, cuotas mensuales a valores de hoy de entre 1000 y 1400 pesos podrían cubrir una futura carrera en una universidad promedio ($ 4000), si el aporte al seguro comienza a la edad de 8 años y sigue hasta los 18.
De manera, que se debería comenzar con esta inversión desde que el niño está en edad primaria, dependiendo de la universidad y carrera a elegir a largo plazo.
