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Cómo enfrentar el dilema de la herencia

Si generar riqueza y aumentarla es el objetivo de la mayoría de nosotros, plantear su trascendencia a través de las generaciones se convierte, luego, en el gran desafío.

Según reza el adagio popular, La primera generación hace el dinero, la segunda lo administra y la tercera lo gasta.

Esta afirmación que puede parecer una humorada, es más cierta de lo que imaginamos. Alrededor del 80% de las fortunas importantes del mundo no logra mantenerse durante más de 20 años y esto no se debe al mero transcurso del tiempo, sino a la confluencia de múltiples factores, la mayoría de los cuales se puede prever. Básicamente existen dos tipos de riesgos: a) los oportunistas, que son los que se aceptan en la búsqueda de determinada ganancia; generalmente el riesgo de la propia actividad, y b) los ambientales, que son los riesgos generales de que se deteriore la riqueza a las que todos estamos expuestos y que se relacionan fundamentalmente con las características personales y con la actividad y el lugar donde ésta se desarrolla. Más allá de la categoría, lo más importante tratar de identificarlos y mitigarlos.

Veamos los principales riesgos a los que está expuesta toda fortuna familiar:

1) Concentración: la mayoría de las familias que han ganado dinero a través de los años, lo han hecho concentrando sus recursos en una sola área —una empresa, una industria, una gran colección de obras de arte, etc.—, que se ha convertido en la principal fuente del incremento de su riqueza.
Sin embargo, como no escapa al sentido común, es imprescindible reducir dicha concentración ya que si un evento inesperado afectara la principal inversión, el resultado sería catastrófico. La diversificación, por lo tanto, se transforma en algo imperioso, a pesar de las muchas resistencias que pueda encontrar en el seno familiar, producto de los fuertes lazos emocionales que se suelen desarrollar respecto de la actividad fundacional. A través de la diversificación geográfica y del negocio se puede reducir este riesgo.

2) Donación con reserva de usufructo: es la estructura legal que permite que el titular del patrimonio lo transmita según su voluntad, con la menor interferencia posible de terceros. De esta manera se evita la sucesión que puede durar varios años y genera importantes gastos de mantenimiento..

3) Crear una sociedad a nombre de los herederos: hacer un inventario y luego poner todo a nombre de una sociedad creada a nombre de los herederos para tal fin suele ser una opción inteligente y cada vez más usada.

4) Seguro Societario: muchas sociedades se manejan de forma bastante personal. Esto puede crear problemas, por ejemplo si un socio fallece y la familia de éste no quiere continuar formando parte de dicha sociedad vendiendo su porción. Puede pasar que los otros socios no tengan fondos suficientes para comprar a su familia la parte. El seguro societario aporta esos fondos. ACLARACIÓN: Existen empresas familiares donde solamente parte de los hijos están vinculados activamente. Y en caso de que falleciese el padre, los hijos no vinculados podrían querer vender su parte heredada. En estos casos lo ideal es que el padre tenga una póliza y como beneficiarios a los hijos vinculados comercialmente con la empresa, de manera que éstos pueden comprar la parte de los otros y evitar conflictos.

5) Gastos: Para mantener la riqueza a través del tiempo, no se debe gastar anualmente más del 4% de los activos que generan ganancias

6) Dinámica familiar: Muchas fortunas no sobreviven a la tercera generación, porque habitualmente a los parientes se les hace muy difícil manejar los distintos activos juntos y en armonía. Es necesario establecer un proceso claro para la toma de decisiones que permita lidiar con cambios en el ámbito económico. Muchas veces, el generador de la fortuna puede tener una estructura tan compleja que la situación se torna poco transparente. Estos riesgos se acrecientan cuando el que maneja la riqueza y toma las decisiones es uno solo. Por eso, las nuevas generaciones deben incorporarse al proceso de toma de decisiones lo antes posible, y participar en la planificación que permitirá a los miembros de la familia estar preparados para un amplio rango de escenarios posibles.

Como conclusión, podemos señalar que ninguna táctica para preservar la riqueza a través de las generaciones permite eliminar completamente los peligros, pero mensurarlos con inteligencia permite al menos morigerar sus posibles efectos.

@MELBAUM

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