Teniendo en cuenta algunos indicadores económicos que se publicaron en mayo, uno podría pensar que lo peor ya pasó y la economía vuelve a tomar fuerza. Otra prueba de ello, podría ser que el principal termómetro de la realidad actual, “el dólar”, sigue perdiendo valor, y ha hecho reducir la brecha cambiaria de 100% a 65%.
¿Qué sucedió? Que luego de un mes de abril, en donde todos los indicadores económicos publicados encendieron las luces rojas “Mayday”, en mayo se exhibieron algunas mejoras. Por ejemplo, el patentamiento de autos creció un 17% respecto de igual mes del año anterior, mostrando una mejora del 8% en estos primeros cinco meses del año. También, la recaudación fiscal tuvo un incremento del 27%, por encima de la inflación, aunque parte del aumento del mismo se deba a los mayores impuestos que cobra el estado por la importación de energía y combustible.
También se observa que luego de la importante caída de abril, se vio un repunte del consumo en supermercados, tibio pero repunte al fin. El repunte en la construcción y en la industria automotriz dio un empujón.
Lo dicho anteriormente, vino de la mano de una caída del dólar paralelo. Muchos podrán pensar que dicha caída está relacionada con la aprobación de la ley de blanqueo, que permitirá usar los Cedin para incentivar el mercado inmobiliario, suponiendo que entrarán nuevamente más de USD 4.000 millones al sistema.
Otra mirada sobre el mismo fenómeno nos lleva a tener en cuenta que se ha encarecido mucho el costo del crédito para los bancos, Badlar, lo que ha hecho que los bancos se desprendan de activos dolarizados en vez de pedir dinero prestado al BCRA. Por otra parte, al estar tan dolarizadas las billeteras de los argentinos, a la hora de pagar gastos, también hay que deshacerse de los dólares, tirando el precio para abajo.
La disminución de la brecha cambiaria al 65%, ha hecho que algunos individuos ante éste bálsamo temporario, destinen algunos pesos a bienes de consumo y no a otra inversión.
Lo más probable es que Junio continúe con la misma inercia que se observó durante mayo, pero esto no significa que “lo peor ya pasó”, sino que es un período de tregua. No debemos olvidarnos que los problemas de fondo que llevaron a encender las luces rojas en abril no se han resuelto: aumento del déficit fiscal, desplome del superávit comercial, aumento de precios, baja inversión en energía, baja en la inversión de los bienes de capital, caída ininterrumpida de reservas, entre otros.
Desde el punto de vista de las inversiones que nos afectan a todos y a nuestros ahorros, todavía no llegó la hora de volver a cambiar los dólares atesorados e invertir en pesos. Recordemos que es un período de tregua. Recordemos también que junio nos puede volver a confundir.