El FMI confirmó el mes pasado que Argentina está buscando un nuevo acuerdo que suceda al de US$44.000 millones.
El gobierno argentino, liderado por Javier Milei, está considerando dos opciones para levantar el cepo cambiario: obtener un préstamo de fondos de inversión o ampliar su programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La decisión se espera para antes de marzo, según un alto funcionario del gobierno que prefirió no ser identificado.
El objetivo de estos préstamos es reforzar las reservas netas del Banco Central de la República Argentina (BCRA), actualmente en territorio negativo. La financiación se utilizaría para que la Tesorería General de la Nación pague deudas pendientes con el banco central, lo que ayudaría a sanear el balance de la autoridad monetaria y restablecer sus reservas netas.
El Ministerio de Economía, el banco central y la oficina de prensa del presidente no respondieron a solicitudes de comentarios. El FMI confirmó el mes pasado que Argentina está buscando un nuevo acuerdo que suceda al de US$44.000 millones. El ministro de Economía, Luis Caputo, espera cerrar un acuerdo con el FMI en el primer cuatrimestre de este año, que incluiría nueva financiación.
Argentina está intentando alcanzar su tercer acuerdo con el FMI desde 2018. Aunque el objetivo último de la financiación es eliminar las restricciones monetarias, el dinero se utilizaría para pagar deudas con el banco central. Actualmente, el banco central tiene reservas netas negativas, lo que impide levantar los controles porque dejaría al peso expuesto a una liquidación de divisas.
La decisión sobre los fondos del FMI o el préstamo de los fondos de inversión se está considerando en paralelo a las negociaciones con los bancos para un acuerdo de recompra, o repo, que supondría al menos US$2.700 millones a lo largo de tres años. Este repo se está considerando para realizar pagos adeudados a los tenedores de bonos de Argentina en julio en lugar de enero.
Estas negociaciones se desarrollan en un contexto de recuperación económica tras una brutal recesión que llevó a más de la mitad del país a la pobreza en los primeros seis meses de 2024. Los economistas esperan que la segunda economía de Sudamérica crezca más de un 4% este año, mientras abandona la inflación de tres dígitos que ha lastrado la actividad durante más de un año.