¿De qué estás seguro?

Por Daniela Fridman *

En nuestro país la idea de “seguro de vida” es sinónimo de reticencia. Preferimos no pensar en determinadas situaciones. Y es natural que así sea porque la muerte es un tema delicado y difícil de abarcar.

Pero también es cierto que la muerte es parte de la vida. Todos venimos a este mundo por un tiempo finito y en el transcurso, vamos generando diferentes logros, tanto afectivos como económicos.

Estudiamos, nos recibimos, nos casamos, tenemos hijos y nietos.

Trabajamos para poder brindar todo a nuestra familia: techo, comida, estudios y un ambiente propicio para que crezcan con excelentes perspectivas de futuro…siempre y cuando vivamos lo suficiente. De hecho, vivos somos todos buenos padres. Pero supongamos que esto no fuera así. En ese caso, la pregunta es ¿cómo le gustaría que su familia siguiera adelante? ¿Le parece importante que mantuvieran el mismo nivel de vida si sus ingresos ya no estuvieran?

El seguro de vida, se hace consciente cuando entendemos que desde lo económico podemos dejar las cosas en orden sin generar un problema a nuestra familia.

Lo único que exigen las Compañías aseguradoras para acceder a un seguro de estas características es salud. En general, las personas comienzan a reflexionar al respecto, con un promedio de edad de entre 45 y 50 años y, como se ve en el ejemplo que sigue, es mucho mejor preverlo con tiempo para ser “asegurables” y para pagar un monto menor.

El seguro de vida se hace consciente cuando comprendemos que es la única herramienta que crea un capital a base de cuotas con resultados garantizados.
Se hace consciente cuando logramos ver que brinda una “bocanada de aire” en el momento más crítico que es cuando los ingresos genuinos de la casa ya no están.

El seguro de vida se hace consciente cuando entendemos que nuestra familia tiene una serie de valores, entre ellos, el afectivo y el económico. Este último se puede prever sin tener grandes inversiones sino cambiando el orden de prioridades y trayendo a primer plano la responsabilidad.
Haciéndonos conscientes de que lo más importante en la vida, nuestra familia, está protegida.

* Asesora de seguros