Por Leonardo Rocco (*)
Hay dos momentos del año que los trabajadores en relación de dependencia esperan ansiosos: los días en que se les abona el aguinaldo o sueldo anual complementario (SAC). Algunos salen corriendo al cajero, otros miran a través del home banking. Y es común escuchar entre compañeros preguntas del estilo ¿a vos cuánto te depositaron? “A mi ganancias me mató, cobré menos que el mes pasado”, dicen algunos. Pero, en general, el aguinaldo resulta un momento de oportunidad para hacer algo distinto con el dinero.
En épocas de vacas flacas, hay tres destinos posibles según el perfil financiero de cada uno:
1) “Si sos de las personas a las que la plata les quema en las manos, gastala y se feliz a tu manera”, aconseja Leonardo Rocco, presidente de la Escuela Argentina de Finanzas Personales.
2) “Si tu perfil financiero es más moderado, pero la inflación y el contexto te vienen complicando –suma Rocco–, el destino de ese dinero extra debería ir directamente a pagar deudas de las tarjetas de crédito, por ejemplo, o cualquier otra obligación financiera que de un interés elevado”. Muchas personas abonan los montos mínimos de las tarjetas de crédito, generando tasas de financiación que finalmente resultan causales de “muerte financiera progresiva”, apunta el especialista y agrega: “Si este es tu caso y pusiste todo el SAC ahí, es una buena decisión que te dará tranquilidad”.
3) Para quienes hacen de la planificación financiera un culto en la vida, existen alternativas vinculadas al ahorro y a la inversión, que permitirán aprovechar el aguinaldo:
– Adelantar consumo puede ser una forma de ahorro en la economía del hogar: ir al supermercado y comprar anticipado aquellos productos de utilización frecuente. De esta forma se le está ganando a la inflación y aunque parezca mentira se alivia un poco el gasto en meses siguientes. La clave es comprar sólo lo que realmente se necesita, buscar ofertas y la mejor forma de pagar (como las cuotas sin interés).
– Vacaciones: comprar pasajes o paquetes turísticos en forma adelantada es una buena manera de congelar precios. También aprovechar si el operador ofrecer pagar en cuotas con tarjeta de crédito. Estaremos un paso más delante de la inflación.
¿Y si invertimos?
– Por ejemplo en un plazo fijo. ¿Por qué, no? “No resulta la mejor inversión, pero es un gran paso que consideres ahorrarlo antes que gastarlo”, opina Rocco.
– Comprar dólares: No hay que dudar a la hora de comprar, en caso de que la AFIP autorice. Aunque dejarlos inmovilizados bajo el colchón no es la mejor alternativa; siempre es preferible buscar la manera de que el capital destinado a inversión siga girando.
– Fondos comunes de inversión: una muy buena opción para invertir en algo distinto y a la vez aprender: desde mil pesos se puede invertir como un experto en acciones y bonos. “Hay fondos para quienes son conservadores y no quieren poner en riesgo su capital y los hay para los osados que van en búsqueda de grandes recompensas, pero asumiendo riesgos que puedan poner en peligro el capital”, expresa el especialista.
– Mercado de capitales: un bono en dólares rinde casi un 10% en dólares, y un plazo fijo en dólares con suerte un 1% anual. El boden 2015 por ejemplo, es una buena opción: se compra en pesos, paga una renta del 7% anual y en octubre de 2015 se pueden retirar los dólares. Tentador y de fácil acceso.
– Capacitaciones: tomar un curso puede ser una gran inversión personal. Buscar alternativas que posibiliten ampliar el espectro laboral y académico.
– Por último, también es gratificante invertir en afectos: regalar algo a alguien que uno quiere; destinar una porción del aguinaldo para mimar a un ser querido.
Para los que no lograron seguir alguna de estas premisas, siempre estará la segunda cuota del SAC, en diciembre, para tomar la ansiada revancha.
* Presidente de la Escuela Argentina de Finanzas Personales