En febrero las vidrieras se llenan de carteles de rebajas, descuentos, ofertas, 2×1 y demases. Es cierto que no son comparables con los supersales de Europa y los Estados Unidos pero la tentación es casi inevitable.
Los descuentos y promociones siempre pueden ser una inversión en un guardarropas mejor a buenos precios, pero el riesgo es que también pueden transformarse en un montón de compras innecesarias de cosas que estarán pasadas de moda el año siguiente y nadie -muchos menos vos- va a usar.
Aquí va una guía útil para que la liquidación sea una inversión y no un gasto:
* Armate una lista de lo que necesitás antes de ir de compras,
* Disponé un presupuesto máximo y no lo excedas financiándote en cuotas.
* No pagues en cuotas (menos aún con interés) compras que son superficiales, el crédito debe usarse para «bienes durables» y una camisa de moda no entra en el rubro.
* Este consejo me lo dio una editora de moda amiga y es «el mejor»: si bien muchas veces los “clásicos” son los que menos rebaja tienen en los comercios, son los que más tiempo te van a durar, lo que transforma esas compras en verdaderas inversiones.
