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¿Te conviene cancelar el crédito?

La lógica cuando caemos en la necesidad de tomar un crédito es que podamos salir de él lo antes posible, para acotar la cantidad de intereses que pagamos por la platita que nos prestó el banco, la mutual, la tarjeta de cédito o quien haya sido el que nos sacó de un aprieto o nos financió la compra de una casa o un auto que no podíamos pagar cash.

Pero en esta economía argentina de tasas de interés negativas e inflación de más del 20% la tentación a esperar que el dinero que te prestaron se licúe y no cancelarlo nunca es INMENSA! Por eso -y a partir de la consulta de un seguidor de Vil Metal- surgió este post que analisa cuándo y por qué conviene cancelar tus deudas, cuándo no y qué tenés que tener en cuenta para saber de qué lado estas.

Para tomar de ejemplo, el caso de Antonio es el de un crédito hipotecario a tasa del 8,5% (fue de los suertudos que entró en esos créditos que con la crisis del 2008/2009 se esfunaron del mercado), una cuota de 2.000 pesos, de los cuáles sólo 800 pesos son de capital y el resto es la suma de intereses, seguro de vida, comisión e IVA.

Si bien la tasa es muy baja, los intereses en el sistema de amortización francés se pagan en el inicio del crédito y el capital al final. Entonces en los primeros años vos pagás y pagás cuotas y la deuda que mantenés con el banco sigue en el mimo lugar, porque tu plata se fue en puros intereses.

Lo primero es pensar que la tasa de interés es del 8,5% y por un plazo fijo te pagarían por lo menos 10%. Sin embargo la forma en la que se aplica la tasa en un caso y en el otro es completamente distinta.

Siguiendo con el ejemplo anterior, si cancelaras un año de crédito con 24.000 pesos ahorrarías 14,400 pesos entre intereses y gastos. La tasa de interés que te tendrían que rendir tus fondos para que la inversión sea mejor o igual al negocio de cancelar el crédito sería del 60% y no parece muy factible de conseguirla en una inversión segura (y menos aún en un negocio que sea lícito).

El mismo ejemplo puede trasladarse a un crédito personal o un prendario.
En el caso de los prendarios, en general, la conveniencia de precancelarlo es aún mayor porque te exigen pagar un tipo de seguro de automóvil que es mucho más caro que el que podrías conseguir en el mercado.

Si querés hacer la cuenta de manera sencilla:

Multiplicá las cuotas que te quedan del crédito
Multiplicá las cuotas que te quedarían si hicieras la precancelación.
Al resultado que te da A le restás el resultado B.
La diferencia entre C y el monto que vas a destinar a la cancelación es la ganancia que te daría la operación.
Por último, compara esa rentabilidad con las alternativas de inversión que tendrías para ese dinero y decidí cuál te conviene más.

Una posdata: No te olvides de averiguar si hay gastos de cancelación por adelantar cuotas (aunque es poco probable que sean tan importantes como para cambiar el escenario).

Buena suerte con esta idea de ponerte al día con las deudas

@ceciliaboufflet