Carolina Dalul estaba trabajando en una multinacional en el área de consumo masivo en España y tenía la inquietud de volver a la Argentina. Su padre que también estaba trabajando fuera del país coincidió con ella en la idea y juntos se pusieron a darle forma a un emprendimiento que se transformara en la plataforma de desembarco.
Lejos de la idea amateur de pensar en qué empresa les gustaría poner a ellos, se concentraron en estudiar las necesidades del mercado. “Así vimos que había cadenas de todo tipo de cosas menos de librerías y empezamos a gestar Koruya”, cuenta Carolina. La inversión inicial fue de 2 millones de pesos que salieron de ahorros de la familia. “No pensamos en qué producto sabíamos hacer, si no en qué habíamos aprendido cada uno en el mundo corporativo para volcarlo a un nuevo negocio. Yo me encargué del márketing y mi padre de la logística”, aclara.
Hoy la cadena factura 17 millones de pesos cuenta con 5 locales propios y una franquicia. Pero no todos los pasos fueron exitosos. La primer tienda era de gran dimensión en una zona de alto tránsito vehicular, y el público de librerías va a las tiendas caminando. El segundo local fue pequeño en el shopping Unicenter y las ventas fueron un éxito.. “Desde entonces el resto de las aperturas fueron tiendas a la calle, pequeñas y en puntos de mucha circulación peatonal. Habíamos aprendido con prueba y error que ese era el formato”, cuenta Dalul.
@ceciliaboufflet