En los últimos dos años, la mayor disponibilidad de asientos en el mercado de cabotaje aumentó la competencia y la disponibilidad de vuelos con tickets a precios de promoción, bajando hasta el 30% el valor de un pasaje promedio dentro de la Argentina.
Por Cecilia Boufflet para diario La Nación
Aunque las low cost todavía no hayan puesto un pie en los aeropuertos argentinos, los precios de los tickets en el mercado ya muestran una baja sensible, especialmente en las tarifas promocionales.
Las causas de las bajas son varias. Por un lado, los precios de los pasajes de avión aumentaron por debajo de la inflación promedio, resultando más baratos en términos reales. El dólar planchado le dio una mano a la industria que tiene buena parte de sus insumos estratégicos fijados en esa moneda. Al evolucionar el tipo de cambio por debajo de la inflación, las aerolíneas pudieron sostener el nivel de ingresos en dólares a pesar de no aplicar fuertes aumentos en pesos.
Finalmente, una considerable oferta de la cantidad de vuelos le puso competencia al mercado y generó una mayor cantidad de asientos disponibles a precios promocionales, esos que hace un tiempo eran una aguja en un pajar. Según el último dato publicado por la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA) entre enero y septiembre de este año hubo un 13% más de vuelos que en el mismo período de 2016, y la cantidad de pasajeros tuvo un incremento superior, creciendo un 16% interanual en los primeros nueve meses del año.
Según datos de Aerolíneas Argentinas, la tarifa media real tuvo una caída de 12% en 2015 con respecto al 2016, y volvió a bajar este año, hasta acumular una reducción del 21% en comparación con dos años atrás. Pero en el segmento de tarifas promocionales, el recorte de precios fue aún mayor y llegó al 30% en el promedio del mercado de cabotaje.
Mercado regulador
La regulación del Ministerio de Transporte hizo lo suyo. Los precios de los pasajes de avión tienen un piso fijado por ley que no les permite a las aerolíneas vender los pasajes por debajo de esa referencia, que busca proteger a las empresas de colectivos de larga distancia. Sin embargo, en los últimos dos años ese valor no se modificó, quedando fijo en pesos, mientras que la inflación hizo lo suyo. El valor de referencia, entonces, es hoy tanto más bajo como la inflación acumulada.
Esos vuelos están concentrados en las promociones como la que rige con la Anses y permite a los jubilados comprar pasajes para volar dentro de la Argentina con un descuento del 30%, o la campaña de «Noche Aerolíneas» en la que durante cuatro horas se ofrecen en días especiales vuelos con fuertes descuentos para fecha de temporada baja.
«La mayor oferta de asientos tiende a generar mejores precios, porque el avión debe estar lleno para ser más eficiente. Si bien eso podría bajar la rentabilidad por asiento de la compañía, lo que sucede finalmente es que aumenta por volumen», explicó una fuente de Aerolíneas Argentinas.
Lucila Maldonado, gerenta de asuntos corporativos de Latam, refleja que en esa compañía ocurre lo mismo. «Las tarifas en pesos aumentaron por debajo de la inflación, eso permitió que los pasajeros contaran con precios más accesibles que años anteriores y que se sumara un nuevo público a volar en avión», explica.
Un vuelo de Aerolíneas entre Bariloche y Buenos Aires que costaba US$ 157 promedio entre enero y agosto de 2015, en el mismo período de este año costó US$ 117, un 24% más barato. En el mismo período a San Luis, un vuelo que costaba US$ 147 en 2015, en los primeros ocho meses de 2017 costó US$ 107, un 25,9% menos.
Cazadores de ofertas
El marketing también hace lo suyo. El bombardeo de ofertas y la disponibilidad de financiamiento en cuotas, aunque sean con interés, hizo crecer a los pasajeros que son «cazadores de oportunidades».
«Los clientes de hoy están mucho más informados que antes, cuentan con herramientas como los metabuscadores y blogs de viajes a los cuales se suscriben, y luego les llega de manera diaria toda novedad, promoción y oportunidad que haya en el mercado. Gracias a eso se usa más que antes la banda negativa y los vuelos en temporada baja», explica Graciano Posse, gerente de aéreos de la agencia Avantrip.
Si bien las compañías aéreas son las que fijan sus tarifas, y las temporadas altas y bajas, las agencias de turismo fomentan campañas agresivas de marketing impulsando el sentido de oportunidad. Los pasajeros ya no esperan a que llegue el verano para comprar las vacaciones.
«Además hay más oferta de asientos, lo cual hace que los clientes encuentren mayor disponibilidad en las tarifas bajas a la hora de planificar sus viajes. Antes era muy difícil encontrar lugares en las tarifas piso», agrega Posse.
El desembarco de las low cost podría potenciar este escenario el año que viene, para que las ofertas de vuelos dejen de ser una aguja en un pajar.
Fuente: La Nación