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Ni una (deuda) menos: la mujer paga mejor, pero no recibe los beneficios

Ni una (deuda) menos: la mujer paga mejor, pero no recibe los beneficios

Género – Paradoja bancaria: Las clientas tienen niveles de mora hasta 50% menores que los de los hombres; sin embargo, eso no se traduce en una mejor oferta crediticia.


Por: Cecilia Boufflet

En la Argentina, como en todo el mundo, las mujeres son mejores pagadoras que los hombres. Eso significa que honran más sus créditos, se atrasan menos en las cuotas, caen menos en mora. Pero esa fidelidad no es correspondida. Una encuesta mundial realizada por el Boston Consulting Group concluyó que el sector financiero es el que peor servicio brinda a las mujeres.

Aunque no hay estadísticas generales, LA NACION obtuvo información de un par de entidades que refleja que en la Argentina las mujeres pueden llegar a tener hasta un 50% menos de mora que los hombres; sin embargo, ese patrón no se transforma en políticas más ventajosas para el género.

En el Banco Comafi, que el año pasado lanzó una tarjeta de crédito orientada exclusivamente a mujeres, explican que el segmento mujer mantiene históricamente un nivel de mora que varía entre un 30 y un 35% menso que el de los hombres. Sin embargo, las nuevas clientas son aún más cumplidoras. «En los primeros 12 meses de comportamiento de las nuevas clientas de tarjeta de crédito, notamos que no solo se mantienen mejor que los hombres, sino que la variación entre segmentos alcanza hasta un 50%», relata Darío Silva, gerente de segmentos de banca minorista de la entidad financiera.

En el Banco Galicia la performance es similar. Las mujeres tienen una ratio de mora del 5%, mientras que los hombres alcanzan un índice de 7%, lo que implica que en promedio son un 28% mejores pagadoras. Pero este comportamiento es aún más notorio en las rentas masivas, donde la ratio de mora de las mujeres es 35% mejor que la de los hombres.

En la fintech Afluenta, dedicada a la gestión de préstamos entre personas, la diferencia es levemente más baja, pero sigue presente. Las mujeres que toman créditos a través de ese sistema solicitan en promedio $ 45.000 a pagar en 24 cuotas, y caen en mora un 25% menos que los hombres, en promedio.

¿Por qué no existen políticas que respondan con una mejor oferta para el segmento que mejor se comporta? Helena Estrada, responsable del Centro de Desarrollo Económico de la Mujer (Cedem), identifica el problema. «Las mujeres tienen algunas barreras: menor posesión de bienes reales que sirven de garantía, menor historia crediticia y, si bien su relación depósitos sobre préstamos es mejor que la de los clientes varones, los montos tienden a ser menores», señala.

Los datos del Galicia coinciden con esa idea. «De los clientes que toman créditos, el 57% son hombres y el 43% restante son mujeres. Y de este universo los hombres tienen tomado el 62% de la deuda en la entidad, mientras que solo el 38% pertenece a las mujeres. Esto quiere decir que toman menos deuda que los hombres; de lo contrario, deberían mantener la proporción poblacional», revelan en la entidad.

Acceso complicado

La economista especializada en género Mercedes D’Alessandro cita en su libroEconomía femini(s)ta que para el Banco Mundial más del 30% de las pymes del mundo son dirigidas por mujeres y se estima que el 70% no tienen acceso a financiamiento. «Del mismo modo, las pequeñas emprendedoras en los barrios tampoco acceden al crédito para invertir en maquinaria o tecnología. Las proyecciones sobre este mercado muestran que en la próxima década habrá grandes cambios en la estructura patrimonial y la tenencia de activos, algo que hoy recién está comenzando», promete la experta.

Ese incipiente comienzo de poner el foco en políticas de género dentro del sistema financiero empieza a aparecer tibiamente en la Argentina, tanto en el sector público como en el privado.

Si bien está lejos de ser una banca integral con políticas de género, la tarjeta de crédito para mujeres que lanzó el Comafi en 2017 camina en el sentido de la inclusión financiera. Además de los típicos descuentos, el plástico Comafi Chicas difunde promociones en una red de emprendedoras de todos los rubros a las que el banco asiste como pymes.

«Además, en la práctica, reciben en la mayoría de los casos un premio de mejor tasa, porque el pricing de los créditos personales se determina en función de la historia crediticia, y como en la práctica las mujeres se comportan mejor, las ofertas de mejor tasa y mejor línea están yendo para ellas», asegura Silva.

Pero además las mujeres comienzan a tomar un espacio más protagónico en los mecanismos de crédito con mayor flexibilidad que les permiten financiarse. En Afluenta, por ejemplo, el 61% de las solicitantes mujeres son solteras, por lo tanto no cuentan con el respaldo patrimonial de una pareja o de un segundo ingreso para calificar en un crédito personal tradicional. Y el inicio de una actividad independiente es el segundo destino entre los más difundidos de los créditos a mujeres, después de «refacción de la vivienda».

La experiencia de Provincia Microempresas, la firma del Banco Provincia dedicada a financiar a trabajadores independientes que otorga créditos a sola firma, va en el mismo sentido, tiene mayoría de clientas mujeres. Son el 52% de la cartera, versus el 48% de hombres.

El 54% de las mujeres que toman esta financiación están dedicadas al comercio, en especial a la venta de comestibles e indumentaria, y en general registran menor índice de morosidad en los pagos que los hombres, aunque el 95% de los clientes tienen sus cuotas al día, informan en la entidad bonaerense.

Constanza Gorleri, gerenta de Sustentabilidad del Galicia, destaca que la entidad tiene una línea de créditos de mezzofinanzas específica para aumentar las oportunidades de acceso al crédito a mujeres emprendedoras que impulsen proyectos con alto impacto social o ambiental. La línea tiene un proceso de acceso más simple, pero sobre todo se complementa con asistencia y capacitación para el desarrollo de la empresa. La empresa de Miriam Nujimovich, Handy Inclusiva, que produce indumentaria adaptada para personas con discapacidad, es uno de los casos de éxito.

Este año, el Estado podría dar el primer paso en el sentido de definir una política pública de inclusión financiera de género. El BICE prepara un programa integral de financiamiento específico para empresas dirigidas y conformadas por mujeres con el objetivo de potenciar específicamente a las pymes con dueñas y directorios mayoritariamente femeninos. Por ahora se trata de una promesa.

Inclusión financiera

Las dos caras de las mujeres y los créditos

  • Mejores pagadoras:Si bien no es un fenómeno local, los mujeres argentinas tienen niveles de mora que en promedio rondan entre 30 y 35% por debajo de los hombres
  • Barreras: La condición de mejores pagadoras no se traduce en una mayor oferta de créditos. Los bancos culpan a la menor posesión de bienes y la bancarización más baja
  • Microfinanzas: Los especialistas destacan el papel más activo que están adquiriendo las mujeres en el terreno de los microcréditos, donde ya son las principales clientas.