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A pesar de la suba en diciembre, la inflación de los trabajadores bajó 16,3% respecto al 2019

A pesar de la suba en diciembre, la inflación de los trabajadores bajó 16,3% respecto al 2019
Así lo reveló el Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), que en su último informe revela que 2020 cerró con una acumulada de 35,7% contra el 52% alcanzado el año anterior.  

El último informe elaborado por el Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET) reveló que en diciembre la inflación de los trabajadores se aceleró al 4,3% y alcanzó el mayor valor del año. De este modo, 2020 terminó con una inflación acumulada del 35,7%. Si bien esto representa una desaceleración de 16,3 puntos respecto al 52% alcanzado en 2019, la dinámica de los últimos meses es preocupante.

La inflación de diciembre tuvo varios motores simultáneos, que no habían estado presentes en los últimos meses. Uno de ellos es la carne vacuna, que subió 14,5% en el mes (y 56% en el año, unos 20 p.p por encima del promedio).

En segundo lugar, en diciembre se produjeron importantes aumentos en el rubro turístico, de la mano de las reaperturas y la cercanía con las vacaciones: a modo de ejemplo, los paquetes turísticos para viajar dentro del país se encarecieron 45,1% y los ómnibus de larga distancia un 8%. Un tercer factor fue el aumento de las prepagas, que treparon 10% en diciembre.

En cuarto lugar, servicios ligados a la recreación (que habían estado sin actividad en los meses previos) reabrieron con fuertes alzas: por ejemplo, las canchas de fútbol subieron 17%. En quinto lugar, servicios vinculados a enseñanza (como las cuotas de las universidades privadas) subieron 21% en diciembre, traccionando las alzas en un rubro que casi no había tenido movimientos desde el inicio de la pandemia.

A su vez, hubo productos que venían subiendo intensamente en los últimos meses y que en diciembre continuaron haciéndolo. Por ejemplo, las bicicletas subieron 11,4% en el último mes del año, los muebles 4,6% y las heladeras un 3,5%. Sí hubo algunos productos que dieron alguna tregua, como las verduras, que bajaron 3,8% (impulsadas por el tomate, cuyo precio por kilo empezó diciembre en $125 y terminó en $50).

El último trimestre del año definitivamente fue preocupante en materia de inflación, ya que el 4,3% de diciembre fue precedido por un 3,1% en noviembre y un 3,4% en octubre, lo que implica una suba del 11,2% trimestral. Si esa tendencia se repitiera durante los próximos tres trimestres, la inflación anualizada sería del 52,9%, asimilándose a la de 2019.

La pregunta que se abre es si este recalentamiento inflacionario de los últimos meses es circunstancial (y producto de que las reaperturas hicieron que muchos rubros que no habían tenido precio ahora los vuelvan a tener, como el turismo) o si vino para quedarse.

En paralelo al recalentamiento inflacionario, viene teniendo lugar una mejora sostenida en el nivel de actividad económica, que en octubre anotó su sexta suba mensual consecutiva y se ubicó 5% por debajo de los niveles de febrero. Los primeros datos de noviembre son alentadores: según el INDEC; la industria creció 4,5% interanual, incluso superando los niveles prepandemia.

En tanto, la construcción también se expandió -6,2% interanual-, y superó en 17% los niveles de febrero. Ambos sectores empiezan a generar puestos de trabajo: en el caso de la industria, el empleo subió por quinto mes consecutivo en octubre, e incluso se superó en más de 4.000 puestos los niveles de febrero. Desde 2015 que no ocurría que la industria subiera cinco meses seguidos su nivel de empleo.

De todos modos, estos indicios alentadores en la actividad coexisten con muchos nubarrones en el horizonte. La cuestión inflacionaria será uno de los temas fuertes del 2021 que acaba de comenzar. Poder abordarla exitosamente será clave para lograr transitar una recuperación ordenada en la que el salario real pueda ir subiendo sostenida y sosteniblemente.

A su vez, la pandemia está lejos de haber terminado: desde diciembre que los casos de coronavirus han vuelto a subir en el país. Más contagios implican mayores dificultades para consolidar la recuperación económica, ya que pueden derivar en la necesidad de volver a poner a restricciones o, también, en un comportamiento más precautorio de las personas en lo que concierne al consumo.

En este marco, la llegada de la vacuna es una gran noticia que permite volver a pensar en la normalidad en un plazo no muy lejano. Sin embargo, el camino todavía es arduo y lleno de desafíos.

La coyuntura de precios

En diciembre, el capítulo que más subió fue “Esparcimiento” (5,5%). A diferencia de lo que ocurrió en buena parte del año, en donde las subas en este rubro se explicaban por la electrónica de consumo, en el mes las alzas estuvieron motorizadas por ciertos servicios que empezaron a reabrirse en las últimas semanas, como paquetes turísticos (+45,1%) y alquiler de canchas de fútbol (+17%).

En segundo orden, tras haber tenido muy poco movimiento en los meses previos, “Enseñanza” trepó 5,1% en diciembre: incidieron aquí las subas de las universidades privadas (+21%) y de los útiles escolares (+6%). En tercer lugar, “Salud” trepó 4,9%, impulsado por el alza del 10% en las prepagas, en un mes en el que también hubo algunos incrementos en medicamentos.

“Alimentos y bebidas”, el ítem de mayor peso en la canasta, subió 4,7% en diciembre. Lo que más explicó la suba fueron las carnes, que treparon 14,5% en el mes. Las verduras, por su parte, tuvieron una baja del 3,8%, debido a lo ocurrido con el tomate, cuyo precio promedio pasó de $125 el 1 de diciembre a $50 en la última semana del mes). La leche, por su parte, tuvo una ligera baja del 0,6%, en tanto que el pan trepó un 3,1%.

Las frutas, con alto contenido estacional, también impulsaron la inflación de alimentos, con alzas del 26% en peras, del 24% en pomelos, del 22% en duraznos, del 15% en naranjas, del 14,6% en limones, del 10,4% en manzanas y del 9,4% en mandarinas. En contraste, bajaron los precios de frutas de estación como el melón (-7%) y la sandía (-22%).

La coyuntura de la actividad

La aceleración inflacionaria de los últimos meses se ha dado junto a un proceso de reactivación económica y de reaperturas. En octubre, de acuerdo al INDEC, la economía anotó su quinta suba seguida, y se ubicó 5% por debajo de febrero. La suba mensual (1,9%) fue mayor a la prevista por los analistas. Con el dato de octubre, el arrastre estadístico para 2021 es de 4,3%. Esto implica que, si en todo 2021 la economía permaneciera en los niveles de octubre de 2020, el promedio de crecimiento de 2021 sería del 4,3% (ya que, por ejemplo, abril de 2021 compararía contra abril de 2020, que fue récord en desplome de actividad).

Uno de los sectores que mejor desempeño viene teniendo es la industria, que en noviembre retornó a los niveles de febrero e incluso creció 4,5% en la comparación interanual. Los primeros datos disponibles de diciembre son positivos: la producción de autos subió 107% interanual, en tanto que los despachos de cemento se incrementaron en 33% interanual. En general, cuando estos dos indicadores trepan, la industria en su conjunto también lo hace, de modo que es esperable una nueva suba interanual en el último mes del año que se acaba de ir.

¿A qué se debe el repunte industrial?

Hay varios factores: en primer lugar, una recomposición de precios relativos de 2020, que hizo que los bienes subieran más que los servicios. La inflación en rubros como electrodomésticos y artículos para el hogar ha sido más alta en los últimos meses que el resto, lo que ha implicado una rentabilidad creciente para los fabricantes de este tipo de productos, que habían sido muy afectados por la apertura comercial de los años anteriores.

En segundo lugar, la pandemia generó un cambio en los hábitos de consumo: las familias se quedaron más tiempo en el hogar, lo que repercutió en una mayor demanda de artículos como electrodomésticos o muebles. En tercer orden, el reimpulso al programa Ahora12 incentivó las compras con bajas tasas de interés (vale tener en cuenta que desde octubre el programa cuenta con tres meses de gracia, lo cual significa que el consumidor compra hoy y empieza a pagar en tres meses). En cuarto orden, la brecha cambiaria de los últimos meses abarató mucho el precio de los bienes al dólar paralelo: un caso testigo es el de los autos y motos, que tuvieron una demanda revitalizada desde septiembre.

En este marco, la mejora industrial empieza a dar sus frutos en materia del empleo formal. Si bien éste en su conjunto todavía no crece (se ha estabilizado desde julio), en la industria sí da claros signos de reactivación. En octubre, el empleo industrial formal creció por quinto mes consecutivo, algo que no ocurría desde 2015 (debe tenerse en cuenta que durante el gobierno de Cambiemos el empleo industrial cayó en 46 de los 48 meses). No solo eso: el empleo industrial en octubre superó los guarismos de febrero en más de 4.000 puestos.

Más allá de este buen desempeño, el empleo formal en su conjunto todavía no logra empezar a crecer. La razón es que, pese a la mejora en la industria (y, más recientemente, en la construcción), hay sectores que siguen muy afectados y expulsando empleo, como es el caso del turismo, la gastronomía o las actividades culturales.

Terminar con la pandemia será fundamental para que estas actividades -que generan mucho empleo- puedan redinamizarse con vigor. Por eso, el inicio de la campaña de vacunación es una muy buena noticia. Sin embargo, el alza de los casos de coronavirus en las últimas semanas es un motivo de alerta, ya que puede comprometer la recuperación económica de los últimos meses y, por tanto, la magnitud del crecimiento de 2021.