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Anticiparse para ganarle a la inflación

En un país como el nuestro, donde existe una inflación alta, no significa que todos los precios aumenten en masa y a la vez. Es más, algunos precios pueden estar incluso disminuyendo. Pero no lo suficiente como para contrarrestar una tendencia general alcista. Los economistas llaman a esto “distorsión de precios relativos” y, como todos tratan de sacar la mejor tajada de la situación, el valor de los distintos bienes termina distorsionándose. Esto trae la dificultad de poder planear el futuro, tanto a nivel empresario como a nivel individual.

La gran incógnita a develar es cómo aprovechar esas distorsiones para conservar el poder adquisitivo de nuestros pesos. En todas las estrategias a seguir subyace un concepto central: “acopiar” o “stockear” lo que se espera consumir durante el año y cuyo aumento esperado de precio es superior al mejor uso alternativo que se puede hacer con nuestros pesos.

Veamos algunos ejemplos para clarificar este concepto central. Quienes tienen chicos en edad escolar en escuelas privadas deben afrontar el pago mensual de la cuota del colegio que –en promedio- en los últimos años subió entre un 15 y 25% en el primer semestre. En cambio, un plazo fijo ofrece una tasa de interés de 15% anual. Esto significaría que si tenemos el dinero en un plazo fijo y pagamos la cuota mensualmente asumiendo los aumentos que se van dando perdemos poder adquisitivo. Entonces, pagar todo el año escolar por adelantado, ahorrándose la inflación esperada y hasta en algunos obteniendo un descuento es una mejor opción de combatir el efecto de la inflación sobre nuestros bolsillos que mantener el plazo fijo.

Algo similar puede suceder con la medicina prepaga o una cochera que se alquila por mes en la zona del trabajo. Hay que saber negociar, y a la hora de ofrecer el trato asegurarse de que con nuestro pago anual estará cubierto el servicio y no nos llegará una factura por el ajuste: Hay que mirar bien la letra chica. También hay que saber pedir un descuento por el anticipo del dinero, que irá a mejorar la performance de nuestra decisión de hacer un pago adelantado.

El opuesto son los casos en donde el aumento esperado del bien o servicio es menor a la inflación, y la ventaja ahí es realizar un plazo fijo o usar el dinero para pagar por adelantado otro producto y mantener las cuotas del que no se está ajustando por la inflación promedio. Es el caso de los impuestos, normalmente están fijados para todo el año y por el pago anticipado te ofrecen un descuento de entre el 10 y el 15%, por lo que el ahorro es mucho menor que la inflación esperada y que la tasa de interés que me ofrece el banco.
Un punto central al analizar estas opciones es el costo que tiene hacerse del dinero. Si yo sé que en algún momento del año voy a necesitar fondos para realizar un gasto o que anticipar algún pago me deja sin una caja para emergencias, lo que me podría obligar a recurrir a un préstamo, la cuenta es distinta. El dinero ahorrado en “inflación futura” me termina llevando a pagar una tasa de interés altísima por el crédito, ya que las líneas ofrecidas por los bancos en su mayoría hoy superan el 30% del costo financiero total anual. Ante ese riesgo o alternativa, la mejor opción es pagar mes a mes el servicio y absorber la inflación que se vaya generando cada mes.

@melbaum
Este artículo fue publicado en la revista Tigris del mes de marzo.