En su incansable lucha por evitar la caída de reservas y la fuga de divisas del país, el BCRA sigue cerrando el grifo. Hasta hoy, todos aquellos que intervenían en el mercado mayorista de la compra de dólares (pagos de importaciones o servicios en el exterior) debían informar con anticipación dicha compra y esperar a ser autorizados. Los montos vigentes iban de 300.0000 a 200. 000 según la entidad. Hoy esa suma pasó a 150.000 dólares.
Muchas pymes importadoras (sobre todo aquellas que van de “muy medianas” a pequeñas) sufren fuertemente esta medida, ya que endurece y complica muchísimo más la autorización de sus DECLARACIONES JURADAS ANTICIPADAS DE IMPORTACION (DJAI).
Existen muchos casos de empresas que tienen componentes esenciales de materias primas en sus procesos que NO SE FABRICAN EN EL PAIS. ¿Cuál es el resultado? Fábricas paradas durante días a la espera de hacerse del stock para producir, atraso de la cadena comercial, pérdida de clientes por no entregar pedidos y empresarios desesperados, teniendo que plantearse, por esta causa de fuerza mayor, despidos o suspensiones de personal.
La ausencia de una verdadera política de sustitución de importaciones, y esta elección del BCRA por privilegiar su stock de reservas por sobre su impacto recesivo en la economía real, seguirán agravando las posibilidades de un sector productivo que muchas veces no tiene alternativas. Y no pensemos en las grandes pymes que quizás pueden tener “espaldas” o ganancias reservadas para soportar tiempos turbulentos. Pensemos en el resto (que son mayoría) que con mucho esfuerzo luchan por mantener una actividad, por no dejar personal en la calle y se enfrentan, día a día, con “parches” económicos que, quizás inconscientemente, los ponen una y otra vez contra las cuerdas.
Por Leonardo Rocco, presidente de la Escuela Argentina de Finanzas Personales y CEO de SAT Investment S.A.
