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PBI: recalculando…

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Banco Ciudad

 Informe Económico Semanal del Banco Ciudad

Esta semana, el INDEC dio a conocer la revisión completa de la serie de Cuentas Nacionales con la nueva base del año 2004, la cual reemplaza a la anterior, de 1993. Se trata de una publicación que procura remediar, al menos parcialmente, la desprolijidad con la que a fines de marzo el gobierno informara, sin mayores explicaciones, una fuerte revisión del crecimiento de la economía en 2013, desde el 4,9% reportado hasta ese momento a otro del 3%, evitando el pago de unos USD 3.000 millones del cupón PIB en diciembre. No exenta de controversias, y sin contarse aun con una nota metodológica que detalle las modificaciones, la nueva medición contiene algunos resultados que cambian la mirada de lo acontecido en la última década.

Con la publicación de los nuevos datos, no sólo se revisó a la baja la expansión del 2013, sino de los últimos 10 años. El crecimiento entre 2004 y 2013 disminuyó de un 6,4% promedio anual con la vieja base a un 5,5% con la nueva, ritmo que si bien sigue siendo más elevado que el estimado por los privados (4,9%), tiende a converger con la de éstos en los últimos años. Las mayores correcciones a la baja se concentran en los dos gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner, computándose un alza promedio de 4,1% entre 2008 y 2013, que aleja a la Argentina de las tasas chinas, acercándose más a la media de América Latina (3,8%).

Continúa generando controversias lo ocurrido en 2009, año para el cual las mediciones oficiales siguen sin capturar una caída del Producto (0,1%), mientras que las estimaciones privadas calcularon una baja de 3,1%, ante la combinación de la crisis global con una fuerte sequía en Argentina. Otro año polémico es el 2008, para el cual se revisó a la baja la tasa de crecimiento de 6,8% a 3,1%, lo cual indica que en aquel entonces (a la inversa de lo que ocurre hoy) se habría abonado “gratuitamente” a los bonistas un cupón atado al crecimiento, al no haberse superado el umbral de 3,3% que gatilla el pago. Si bien el gobierno podría pretender usar este hecho para “compensar” la corrección del 2013, la comparación tendría bajo sustento ya que supone, entre otras cosas, que los tenedores actuales de los cupones son los mismos que los de aquel entonces, lo cual no es necesariamente cierto.

Por otro lado, así como fueron corregidas a la baja las cifras del crecimiento real del Producto, se elevaron de manera significativa las estimaciones del PIB nominal. A precios corrientes, la medición oficial del tamaño de la economía para 2013 pasó de $2.670 a $3.350 billones. Tamaña corrección del 25% en los niveles del Producto, llevaron a revisar el PIB en dólares, de USD 493 a 611 billones, elevando el PIB per cápita de USD 11.800 a 14.670, medido al tipo de cambio oficial. Este salto sacaría a la Argentina del pelotón que ocupaba hasta ahora junto con México y Brasil dentro de Latinoamérica, llevando el PIB per cápita al segundo lugar de la región, detrás de Chile. De todos modos, la ilusión duraría poco ya que, devaluación mediante, en el corriente año podría volverse a una posición similar a la del año pasado con la vieja base.

En materia fiscal, la corrección del Producto nominal mejora la foto, aunque no la película. Por un lado, si bien la recaudación y el gasto muestran un menor peso en términos del PIB, siguen siendo récord (la presión tributaria nacional y provincial representa casi 1/3 del Producto). Por su parte, neto de ingresos extraordinarios, aunque el déficit fiscal habría resultado menor que el predicho anteriormente (pasando de 4,5% a 3,7% del PIB en 2013), continúa siendo elevado y con una tendencia preocupante. Asimismo, el mayor nivel del Producto a precios corrientes implica que cuando la economía se reactive y se gatillen nuevos pagos del cupón PIB (¿2016?, ¿2017?), el monto a abonar será mayor que el previsto anteriormente ya que, una vez superado el umbral de crecimiento real, los montos a pagar se determinan en función del valor del PIB nominal (aunque este es un problema que heredará la administración post-2015).

Mirando datos desagregados, también se derriban algunos de los pilares del relato de la última década, como el peso de la inversión en la economía, que cae en 2013 al 20,9% medida a precios constantes y al 17% a precios corrientes, ubicándose entre los más bajos de Latinoamérica e inferior al pico de los 90s, disminuyendo el rol de la acumulación del capital en la contabilidad del crecimiento. Otra corrección importante se refiere a la industria, mostrando las nuevas cuentas nacionales que el PIB industrial resulta hoy 1,9% inferior al de 2011.

Finalmente, en una semana que poco ayuda a mejorar la credibilidad de las estadísticas oficiales, el INDEC difundió su estimación de inflación de abril (1,8%), que si bien acompaña la desaceleración en el margen de otras mediciones, se vuelve a ubicar lejos de los IPC del Congreso (2,8%) y de la Ciudad de Buenos Aires (3,1%), ambos con alzas interanuales superiores al 38%. Pese a su desaceleración mensual, la inflación sigue alta y ya absorbió ¾ partes de la devaluación de enero, lo cual alentó esta semana al BCRA a volver a deslizar el tipo de cambio, tras 100 días de estabilidad cambiaria.