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La herencia de Moreno

La maraña de intervenciones que dejó montada el exsupersecretario de Comercio, Guillermo Moreno, será compleja de desarmar y afecta a diferentes sectores. El funcionario que migrará a Italia como agregado comercial deja como herencia regulaciones escritas y otras puestas sólo en palabras, tanto en los sectores que eran de su estricta competencia como en áreas que no reportaban a él según el organigrama formal, pero sobre las que tenía voz y voto.

Algunas reglas fijadas por Moreno tienen los días contados, otras se irán desarticulando sin urgencias, y varias seguirán vigentes, aunque con ajustes de «implementación».

El nuevo ministro de Economía, Axel Kicillof, coincide en la teoría con varias de las medidas impulsadas por Moreno, como la administración del comercio exterior, pero cuestiona la eficacia con la que se aplican y las distorsiones que generan y el ex funcionario ignoraba corregir.

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Indec

La intervención del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INDEC) comenzó en enero del 2007 por decisión de Guillermo Moreno y ya tiene fecha de finalización. El 15 de febrero se anunciará la primera medición del índice de precios nacionales presentado al Fondo Monetario Internacional (FMI) por la gestión del saliente ministro de Economía, Hernán Lorenzino.

El control de la puesta en marcha definitiva de ese nuevo indicador que busca terminar con la desconfianza en las estadísticas de precios del INDEC estará a cargo del nuevo jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y no del ministro de Economía, Axel Kicillof, como una muestra de los límites que tiene el economista en su cargo.

¿Pero qué pasará con la inflación pasada? Nadie hará una desautorización formal a Moreno ni a la gestión pasada del INDEC. La inflación ocultada durante estos seis años se barrerá debajo de la alfombra y empezará a operar un nuevo índice que desde el Gobierno evitarán comparar con el anterior, para no mostrar un salto brusco de los precios.

El primer trimestre del 2014 ya tendrá su medición nueva, que contará con la aprobación del FMI y de las universidades, aunque probablemente también generará polémicas.

Campo

Uno de los sectores de la economía en los que más fuertemente intervino Guillermo Moreno, aunque no fuera un área bajo su directa competencia, fue el campo. Por la vía de las limitaciones a la comercialización y en pos de buscar un control de los precios internos, Moreno cerró la exportación de carne y de trigo, desalentando la producción en ambos sectores.

La superficie sembrada de trigo cayó a la mitad desde el 2005 y ese año termina con la necesidad de importar ese producto y con un alza del precio de la harina del 400% que se reflejó en la suba del pan. En cambio, en la carne, si bien cayó la producción, no se produjo un salto fuerte en los precios porque se dio una liquidación de stocks y la pérdida de mercados de exportación. En 2012 se exportaron 185.000 toneladas de carne, menos de las que se vendieron al exterior en el año del rebrote de la aftosa, que fueron 200.000 toneladas.

En este último punto las entidades nucleadas en la Mesa de Enlace centran sus expectativas en que Kicillof y Capitanich mejoren la situación del sector. Ministro y jefe de Gabinete han transmitido la preocupación por la caída de las exportaciones en volumen. La manera más rápida de revertirlo sería la liberación de exportaciones agrícolas bloqueadas por Moreno.

Esa es la buena noticia para el sector, aunque todos tienen presente que si se acelera la devaluación del dólar y los precios internos de la carne aumentan puede haber una suba de las retenciones, como parte de la política de Kicillof de buscar un dólar regulado para cada sector de la economía. «Es el riesgo que vemos por delante», dice un ruralista en off the record.

Comercio Exterior

Moreno instaló primero la política del 1 a 1 en el comercio exterior, obligando a los importadores a exportar un dólar por cada dólar que quisieran ingresar al país. El modelo de regulación del comercio generó conflictos con los principales socios comerciales de la Argentina y los países miembros del Mercosur y distorsiones en la industria local.

La cadena de la industria textil, Pro Tejer, denunció que este año será récord de importación de productos del rubro, por encima de los niveles de ingreso de textiles que hubo en la década del 90. En la UIA se quejan de las demoras para ingresar insumos que no se producen en el país y que terminan generando complicaciones en las plantas nacionales.

Sin embargo, ningún industrial pretende que finalice la regulación del comercio exterior. Un industrial lo resume: «Si se abren las importaciones estamos en problemas con este tipo de cambio. Lo que necesitamos es que el control se aplique de manera eficiente».

Nadie en el nuevo equipo económico habla de eliminar las Declaraciones Juradas de Importaciones, pero sí de mejorar el procedimiento para que no queden bloqueadas en la Aduana piezas. La entrada de productos terminados podría ser más compleja, y especialmente las de productos de lujo. «No vamos a asignar las reservas a productos suntuarios», marcó Capitanich en su primera conferencia de prensa que -prometió- repetirá a diario en la Casa Rosada.

Control de precios

El congelamiento de precios como funcionó en el último año, con listas de productos y puntos de venta específicos probablemente esté cerca de finalizar, aunque la expectativa es que no desaparezca sino que se transforme. El flamante secretario de Comercio, Augusto Costa, viene trabajando hace tiempo por orden de Kicillof, en estudiar la matriz de las empresas con la intención de detectar dónde se generan los aumentos de costos que derivan en la suba de la inflación. Para este equipo económico la inflación es un problema de costos, no de demanda.

La intención que reveló Capitanich, y Kicillof ya ha comentado con los pocos empresarios con los que tiene diálogo, es que pretende lograr acuerdos de precios en los que se integre toda la cadena de valor del sector, para que no se produzcan «distorsiones indeseadas».

Kicillof es crítico de los congelamientos de precios de Moreno que terminaron por beneficiar a los sectores más concentrados de la economía, como las cerealeras o los supermercados, y perjudicaron a medianos productores y economías regionales obligadas a vender materia prima a pérdida para que las grandes industrias garantizaran la entrega de productos a precios congelados en los supermercados.

Costa va a tener que lidiar con una última maldad que deja aplicada Moreno y que es la autorización de aumentos de precios generalizados para todas las grandes empresas alimenticias y fabricantes de productos de perfumería y limpieza, que impactarán en la inflación de diciembre y enero que ya no caerá bajo la responsabilidad del nuevo agregado económico en Italia.

Mercado cambiario

Una de las pocas políticas que se desactiva de inmediato con la salida de Moreno es la de su intervención en paralelo al Banco Central en el mercado cambiario. El control de cambios está en manos de Juan Carlos Fábrega desde el martes en el que el ex titular del Banco Nación asumió el sillón que dejó vacante Mercedes Marcó del Pont.

Fábrega es un hombre fuerte, con diálogo fluido con Cristina Fernández y con autonomía para moverse en el Central. Las gestiones de Moreno para presionar informalmente a las cuevas para que suspendan por algunos días la venta del dólar paralelo o para que no informen su precio real a los medios de comunicación se terminaron.

La estrategia del nuevo equipo busca recortar la brecha entre el dólar oficial y el paralelo desalentando la demanda del blue con la oferta de bonos en dólares del Tesoro nacional a precios por debajo del paralelo. Para Fábrega esa es una manera de ofrecerle una herramienta de dolarizarse en blanco a las empresas y a los grandes ahorristas que va a atentar contra el paralelo. La otra cara de la moneda es acelerar la devaluación del dólar oficial, que en Economía consideran que tiene un atraso de entre el 10 y el 15%.

Lobby empresario

Aunque muchos lo criticaran duramente, Guillermo Moreno era el interlocutor del Gobierno con varios grupos empresarios y había generado un séquito de centrales empresarias paralelas a las tradicionales que se encargaban de aplaudir todas sus controvertidas medidas. Bajo el paraguas de esas agrupaciones crecieron los programas de pescado, carne, lácteos y hasta ropa «para todos» que se vendían en escasísimos puntos de venta y eran tomados como precios de referencia para la medición de precios del INDEC. Ese circuito de camiones con productos a precios bajos y escasa emisión de facturas que impulsaba la Secretaría de Comercio de Moreno es candidato a desaparecer del mercado el año próximo.

Los empresarios de los grupos tradicionales como la Unión Industrial Argentina (UIA), la Cámara de Comercio y la Coordinadora de Productos de Alimentos, que nuclea a los principales fabricantes de alimentos del país, sienten que ganaron con la salida de Moreno, porque a pesar de que no tienen diálogo con Kicillof, confían en la llegada a Capitanich para hacer escuchar sus planteos y reclamos.

Jorge Capitanich fue un negociador con todas las centrales empresarias fuertes -con excepción de la Asociación de Empresarios de la Argentina (AEA)- durante su gestión como jefe de Gabinete de Eduardo Duhalde y también como gobernador de Chaco. Con la UIA y con la Mesa de Enlace siempre ha tenido abierto un canal de diálogo que para los hombres de negocios resulta auspicioso.

Eso sí; los “aplaudidores” de Moreno lloran su partida y se imaginan relegados en la próxima agenda de gestión económica.

Supermercados

Este sector fue la estrella de las negociaciones de Moreno en el 2013, con el congelamiento de productos durante febrero y marzo y la lista de 500 artículos con precios fijos desde mayo en adelante.

Para el sector, todas son incógnitas porque el acuerdo por los 500 productos no tiene fecha de finalización, pero su aplicación dependía ciento por ciento de Moreno. El funcionario era el encargado de autorizar cualquier cambio de precios, de llamar personalmente a un supermercadista en cuyas tiendas faltaba un producto o la manteca estaba a un valor por encima del fijado. Nadie se imagina a Costa cumpliendo ese rol, pero tampoco consideran que se desactivará el congelamiento de un día para el otro.

Lo que sí imaginan en los supermercados es que morirá siendo muy joven el proyecto de la Supercard, cuya emisión arrancó en agosto pero nunca logró la colocación de más de 2.000 plásticos mensuales y cuya funcionalidad para bajar costos a los supermercados y para bancarizar clientes que estaban fuera del sistema financiero fue nula. / 3D

ESTE ARTÍCULO FUE PUBLICADO EL VIERNES 22 DE NOVIEMBRE EN EL SUPLEMENTO 3DIAS DE EL CRONISTA

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