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Ladrillos y refugios

Me animo a afirmar sin temor a equivocarme que para el argentino tipo, el ladrillo es la mejor inversión en los momentos de crisis y de incertidumbre. Ello ha quedado bien en claro cuando a partir del 2002, el sector inmobiliario y de la construcción han sido los primeros en reactivarse liderando la milagrosa recuperación de una economía en ruinas.

Además, en el 2008, pero principalmente en el 2009, que fueron años de crisis e incertidumbre en la economía argentina, afectada tanto por el contexto internacional como por las crisis del campo, el mercado inmobiliario supo adaptarse y brindar “un refugio seguro” a los capitales que ingresaron en él.

Ante la crisis que estamos viviendo, el sector inmobiliario vuelve a adaptarse para crear una alternativa válida para cuidar los ahorros: veamos:

1) Emprendimientos pesificados: luego de la implementación del cepo cambiario, los desarrolladores han comenzado a ofrecer nuevos emprendimientos en pesos. Lo interesante es que dado el amplio diferencial entre el dólar oficial y el dólar paralelo, cada vez cuesta menos en dólares el costo de la construcción. Esto es importante para quienes han disfrutado del boom inmobiliario en Argentina hasta el 2010, por lo que hoy necesitan menos dólares para comprar los mismos metros cuadrados de construcción o comprar más metros cuadrados de los que compraban anteriormente

2) Financiamiento en cuotas desde valores pequeños: muchos emprendimientos en la actualidad se comercializan con un adelanto que puede variar entre el 20% y el 40% del valor del inmueble y el resto en cuotas que pueden ir desde 24 meses a 60 meses, en pesos con alguna cláusula de ajuste. Dicha cláusula de ajuste adquiere distintas variantes: puede ser el costo de la construcción, que ha subido menos que la inflación. El tipo de cambio oficial, o alguna tasa de interés. Dichas cuotas comienzan en $3.500 cada una.

3) Escritura directa: mucha gente frena la compra o venta de propiedades por temar a las fluctuaciones de la moneda y el cambio de reglas de juego entre el momento del boleto de compra venta y la escritura. Los inversores se resisten a inmovilizar por 2 meses el 30% del inmueble y correr riesgos. Es por ello que con la reserva, en donde se refuerzan las cláusulas regulatorias, se pone fecha para la escritura y se logra reducir la incertidumbre y agilizar las transacciones.

4) Fideicomisos con costo cerrado: muchos desarrolladores ofrecen fideicomisos en cuotas con costo cerrado, lo que significa que el desarrollador asume lo mayores costos que pueda existir en el costo de la construcción y se evita de esta manera sorpresas en el valor de la cuota o cuotas adicionales

5) Compra de bonos dolarizados para preservar el valor de los pesos: muchos vendedores de propiedades se resisten a hacerlo porque no saben que hacer con los pesos producto de la venta de un inmueble. Para quienes quieran dolarizar el capital, se puede comprar bonos en dólares, como el Boden 15, que es un vehículo para acceder a dólares y, además, obtener renta.

En función de lo anterior, la inversión en bienes raíces es una de las mejores alternativas, porque le permite a uno adquirir un activo que difícilmente se deprecie, tangible, que en algunos casos puedan rentarse u obtener plusvalía. En otras palabras es una inversión de bajo riesgo, segura y rentable.

@marceloelbaum