contador de visitas gratis Los plazos fijos, cada vez a más corto plazo - VilMetal.com.ar

Los plazos fijos, cada vez a más corto plazo

Una nota de Ámbito Financiero refleja cómo los plazos fijos muestran la desconfianza que genera en los ahorristas el cepo al dólar.

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La Argentina ya se había mostrado en estos años fuertemente cortoplacista. Pero algunos eventos más recientes, como el cepo cambiario, la disparada del «blue», el aumento en las expectativas de devaluación y la mayor informalidad de la economía terminaron por convencer a los ahorristas de que, al menos por ahora, es preferible que el dinero no quede demasiado tiempo atrapado en el banco: se lo prefiere en efectivo y con extrema liquidez.

Sólo entre 2012 y 2013, los argentinos aumentaron en un 60% el monto de los plazos fijos que colocan con un vencimiento menor que los dos meses; pero sólo en un 30% los que depositan con un horizonte que excede ese plazo. El cambio de comportamiento, que ya se refleja en las cifras oficiales que mide el Central, afecta fuertemente al sistema financiero, porque acentúa uno de los grandes limitantes que en esta década le impidieron alargar los préstamos que dan a empresas y a individuos.

El dinero que está colocado a menos de 60 días pasó de representar el 55% al 60,2% sobre el total de los plazos fijos entre marzo del año pasado y hoy. Esto muestra, en parte, que el cepo cambiario no logró hasta ahora terminar del todo con esa eterna «competencia» que existió históricamente entre las tasas de interés y el dólar en la mente de los ahorristas. Para captar depósitos, los banqueros siempre debieron pagar retornos que estuvieran de acuerdo con las expectativas de devaluación de los clientes a los que pretendían convencer. El cepo cambiario amenazó, en este sentido, con desplazar a la divisa definitivamente como alternativa de ahorro, y obligar a los argentinos a mantenerse en pesos. Eso apuntaló fuertemente la captación de liquidez de los bancos. Pero, aun así, el enorme crecimiento que tuvo el valor del «blue» en este último tiempo parece haber logrado conmover al ahorrista común. Y convencerlo de mantener el dinero disponible, lo más líquido posible, para retirarlo cuando sea necesario.

En lo que va del año, los bancos acumularon $ 16.500 millones en depósitos. Pero, de ellos, $ 11.500 millones fueron a menos de 60 días. Y sólo $ 4.600 millones a mayor plazo. Podría interpretarse como el efecto obvio de una suba del dólar informal que en estos días ya alcanzó una velocidad del 100% anual. Y que obligó a los banqueros a mejorar en 100 puntos básicos las tasas de interés con las que pretenden tentar a sus clientes para que dejen su dinero.

En las cifras del BCRA se ve también que el contexto espanta más a los ahorristas minoristas (individuos) que a los mayoristas (en gran parte, empresas). En primer lugar, porque en general estos últimos son menos propensos a manejarse en la informalidad; y en segundo lugar, por el efecto de la pérdida de valor real de los ahorros. En los últimos doce meses, los plazos fijos inferiores al millón de pesos crecieron un 33%, mientras que los superiores a ese monto lo hicieron al 60%. En este lapso, la participación de los depósitos más chicos se redujo del 51% al 46%.

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El cortoplacismo de los ahorros se suma así a otros dos problemas que ya habían empezado a afrontar los bancos durante el último año: la propensión de los argentinos a mantener sus billetes en efectivo y fuera del sistema (lo cual limita parcialmente la actividad, de la misma manera que lo hacía la fuga de capitales en los tiempos de libertad cambiaria) y el incremento de la morosidad de los tomadores de crédito, que se atrasan cada vez más en sus pagos por la caída que en estos últimos meses sufrieron sus salarios reales y en dólares. Según el Banco Central, un 70% de la base monetaria circula actualmente en poder del público, en forma de billetes y monedas, es decir, fuera de los bancos. El indicador se estabilizó en los últimos meses después de que dispararse fuertemente en 2011. «En la actualidad la economía presenta un mayor grado de informalidad, pero no parece estar profundizándola. Es sabido que la existencia de la brecha entre el dólar formal y el «blue» ha estado asociada en el pasado a una creciente informalidad en la economía, y por eso es preocupante que haya aumentado del 35% al 50% desde la mitad de 2012″, comentó un informe reciente del economista Martín Clausse, de Fundación Mediterránea.

Además, se percibe un incremento de la morosidad que todavía no da indicios de interrumpirse. Los préstamos que presentan alguna demora de pago ya se acercan al 5% del total.