Desde hace tiempo la tarjeta de crédito se instaló entre los argentinos como la gran herramienta para el acceso al financiamiento del consumo y a las promociones que sostienen tanto los bancos como los comercios. Y va a seguir siendo así, como demuestran los datos de los últimos años. Sin embargo, habrá matices diferentes si se compara con lo que ha venido ocurriendo en los últimos años. Por ejemplo, el número de tarjetas no tiene mucho margen de crecimiento y difícilmente vivirá otro boom como sucedió entre 2009 y 2012, cuando el número de tarjetas pasó de 11,7 millones a las 17,8 millones registrado en el tercer trimestre de 2012 (último dato disponible).
Incluso, si se mira desde 2004 el crecimiento en el número de plásticos impacta todavía más debido a su crecimiento exponencial. Al cerrar el primer trimestre de ese año, la cantidad de tarjetas circulante redondeaba los 5 millones, por lo que el número prácticamente se triplicó en siete años.
Uno de los factores que determina lo que sería una menor tasa de expansión en cuanto a los plásticos circulantes, es que al día de hoy la cantidad de tarjetas de créditos que poseen los argentinos representa el 87% del total de la Población Económicamente Activa, por lo que no habría mucho margen para continuar la expansión en el número de plásticos. Con relación a la población total del país, los argentinos que cuentan con una tarjeta alcanzan ya el 35% del total de habitantes, una relación que llegaba a ser solamente del 17% al finalizar el año 2004.
Es de esperar entonces de cara a 2013, que a pesar de que el consumo registrará un repunte real, la tasa de crecimiento de los créditos con tarjetas avance sin la espectacularidad de otros años. A pesar de que el 2013 es un año electoral y, por lo tanto, el impulso al consumo será intenso, todo indica que podríamos estar llegando a un techo para la expansión de este tipo de financiamiento, de la mano de la saturación de la población susceptible de recibir este instrumento por parte de las entidades bancarias. A esto se le suma que difícilmente haya una baja o flexibilización de los requisitos para el otorgamiento de tarjetas, aunque la democratización de su uso haya sido la herramienta fundamental para el incremento del consumo durante los últimos diez años.
Sin embargo, desde el lado de la oferta de créditos hay también factores que podrían ayudar a que el crecimiento mantenga el ritmo. En ese sentido es claro que seguirán estando presentes las promociones de cuotas y las facilidades que los bancos ofrecen a sus clientes. Esta dinámica llegó para quedarse y ya constituye una mecánica fundamental para el sostenimiento del consumo. Asimismo, los bancos argentinos están muy líquidos, lo que motiva las colocaciones de créditos al consumo y el sostenimiento de las promociones y cuotas a las compras con tarjeta de crédito.
Un dato que también ilustra el crecimiento de las tarjetas de crédito como el gran instrumento para el financiamiento del consumo en los últimos años, es el de la expansión de créditos otorgados por tarjeta, que crecen a una tasa del 30% cada doce meses. Esto, de la mano de un crecimiento en el promedio de consumo con tarjeta que alcanza una tasa de casi 50% anual. De hecho, el gasto promedio en dólares por tarjeta asciende hoy a 660,1 dólares, una cifra que representa un 7% más que los 616,7 dólares registrados durante el segundo semestre de 2000, cuando la Convertibilidad estaba vigente.
Artículo elaborado por la consultora www.abeceb.com