Por si no la viste, esta nota de Diego Cabot en La Nación del domingo enumera muy bien el dilema de todos los tipos de dólar que hoy conviven en la Argentina en la que lo más caro, es el dólar para producir y exportar, y el más barato, el que se destina a comprar autos importados y viajar al exterior.
Durante el tiempo de producción de esta nota , el dólar paralelo pasó de valer 8,08 pesos por unidad a 8,75 para después bajar a 8,48. Esos días la presidenta Cristina Kirchner transitó de la distensión del Vaticano a una reunión de urgencia en Olivos con sus funcionarios de confianza en el área económica.
Durante esta semana, el diputado kirchnerista y ex viceministro de Economía Roberto Feletti dijo que «no hay que preocuparse por el dólar paralelo» mientras la divisa subía en todas las pizarras.
Desde Chaco, el director técnico de Boca, Carlos Bianchi, contestó una pregunta sobre si los resultados podrían determinar la continuidad en su cargo con una ironía: «Con lo que subió el dólar, todos nos tendríamos que ir de la Argentina». El gobernador de esa provincia, Jorge Capitanich, profesando el más crudo credo kirchnerista, también se refirió a dólar: «La República Argentina tiene un mercado cambiario que funciona eficazmente».
La novela del dólar suma por estos días un capítulo más. Con miradas tan diversas como cantidad de cotizaciones existen en la poco uniforme economía argentina.
La moneda estadounidense tiene diferentes valores según la actividad. Al dólar oficial ($ 5,09), al blue ($ 8,50), al turista ($ 6,12) se le pueden agregar por lo menos diez más.
Por obra de las retenciones a las exportaciones, que retienen una parte del precio de la venta, el dólar soja (poroto) es el más bajo de la economía argentina: el productor recibe -una vez que se aplica la retención- 3,32 pesos por dólar. Lejos del importador que una vez que el Gobierno le autoriza el ingreso de los productos, le permite comprar dólares para cancelar la deuda a 5,09 pesos que luego, en el mercado interno, tienen como referencia el dólar paralelo.
Según datos de AMF Economía, para importar un auto de lujo, de los que no se fabrican en el Mercosur, se pagan 6,89 pesos, mucho menos que la cotización del dólar blue. ¿De dónde surge ese valor? «Al oficial se le debe aplicar el arancel por ser extra zona. Entonces se llega a ese precio», dice Gustavo Perilli, economista de AMF y profesor de la Universidad de Buenos Aires.
Para Dante Sica, de Abeceb, las distorsiones en el mercado cambiario acarrean algunas situaciones complejas: «Hoy es el mejor momento para comprar un auto de lujo. La economía los está subsidiando», opina. Los sojeros son los que peor están. A ellos las retenciones los condenan a un dólar cuyo poder de compra es sólo 38% de la divisa que cotiza en el mercado informal.
Desde que se instaló el cepo cambiario, en octubre de 2012, la Argentina desdobló el mercado de cambios, claro está, de hecho. El dólar oficial es prácticamente de imposible acceso para los ciudadanos, ya que sólo está disponible para quienes viajen al exterior. Previa autorización de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), los turistas que transpongan las fronteras argentinas podrán hacerse de alrededor de 80 dólares por cada día que permanezcan en el exterior. Toda otra compra -para atesoramiento- se prohibió.
Sin embargo, alumbró, una vez más en la Argentina, el mercado paralelo. ¿Qué pasará con el tipo de cambio no oficial? «De no haber otras medidas que apunten a resolver los desequilibrios macroeconómicos, las decisiones tomadas pueden impactar negativamente en el valor del peso en los mercados alternativos», dice un estudio elaborado en conjunto por las consultoras económicas Econométrica y Quantum.
Miguel Ángel Boggiano, profesor de economía de la Universidad de San Andrés y un estudioso de las conductas de los agentes económicos, cree que «estas intervenciones sumadas a la renovada fiebre del dólar, con la imposición de mayores restricciones, impondrán grandes oscilaciones de la moneda en estos días». Dice que no le sorprendería que después de Semana Santa pueda haber algún intento nuevo para aplacar la escalada del paralelo.
Pero más allá de la cotización de la divisa americana que se publica en las pizarras, hay enormes sectores de la economía que tienen otro precio del dólar desde hace años.
El complejo agroindustrial es el más castigado. El dólar para la harina y los aceites vegetales tienen un dólar de 3,47 pesos, con excepción de los derivados del girasol que exporta a 3,57 pesos. «Históricamente la Argentina puso retenciones a los sectores más competitivos», dice Sica. Pero inmediatamente aclara que hay varias distorsiones. «Más allá de cómo se mueva la economía, los industriales tienen una gran oportunidad de comprar bienes de capital. Imagínese que se puede sacar un crédito del Bicentenario a una tasa del 15%, que es negativa, y luego comprar maquinaria importada con un dólar oficial. Es un gran negocio», comentó.
Miguel Kiguel, economista de Econviews, recuerda que «el dólar soja», así como el de otros cultivos, ya venía de antes y que es un esquema que se usó muchas veces en la Argentina y en el mundo. Pero esta vez es distinto. «Otra cosa es lo que vemos ahora, que aparte de un dólar para cada sector, en la práctica se está desdoblando el mercado cambiario. Lo que me preocupa es que esto puede dar lugar a que haya más tipos de dólares. Hoy sigue habiendo un solo dólar oficial; el resto se forma de acuerdo con la política impositiva.»
Perilli apunta que, además de que el dólar cultivo es el que menos pesos recibe, cada vez tiene menos poder de compra. «El tipo de cambio efectivo para la soja es hoy de $ 3,32, mientras que un año atrás era de $ 2,84. Si bien es más elevado el tipo de cambio efectivo actual, tiene menos poder de compra que el de hace 12 meses porque sólo puede adquirir el 38% de la cotización dólar blue. En marzo de 2012, antes de la imposición del rígido control cambiario, compraba un 59% de la cotización del paralelo», finaliza.
El sector industrial es el que tienen dólar más alto. Los neumáticos, los autos que son importados desde fuera del Mercosur, la maquinaria agrícola, los teléfonos y las motocicletas gozan de un dólar de 6,89 pesos. ¿Cómo se calcula? Pues de sumarle al precio oficial los aranceles que pagan esos productos para pasar las aduanas argentinas.
Esta protección, comentaba un ex funcionario kirchnerista, genera que los sectores que tienen un dólar por el que cobran menos pesos tengan que ser más eficientes que los que tienen un dólar de más valor. «La industria, por ejemplo, empieza a competir con el dólar de 6,89 pesos. Entonces los productos que fabrican tienden a ser más caros», dijo.
Otra cotización del dólar es la que domina el mercado inmobiliario. Según dos importantes firmas de ese rubro -que prefirieron no dar su nombre por temor a eventuales represalias como alguna vez le pasó a L.J. Ramos, que amaneció con la AFIP en sus oficinas después de admitir el desplome del sector-, las pocas operaciones se realizan con un precio de «dólar inmobiliario». ¿Cuál es? «Lo pactan las partes, pero claramente siempre está más cerca de la referencia del paralelo que del oficial. Hasta esta última suba, el precio que se pactaba estaba entre 6,50 y 7 pesos», contestó uno de ellos.
Kiguel, algo resignado, dice que el dólar está en una dinámica que escapa a lo que un macroeconomista puede explicar. «Está más movido por lo que se llama economía del comportamiento que por aspectos macroeconómicos. Ahora lo que juega es la emoción del miedo, y eso hace que la gente compre más dólares, lo que a su vez hace subir el precio de la moneda estadounidense. Lo ideal sería que volviera la cordura, pero la cordura no vuelve sola, sino que se necesita de una señal del Gobierno que le dé confianza a la gente», reflexiona.
Nadie aventura qué pasará con el dólar. Mientras tanto, cada cual tiene su precio.