Las recomendaciones buscan que los consorcios adopten dichas medidas para garantizar un correcto funcionamiento del sistema de gas.
Los accidentes provocados por el mal funcionamiento de calderas en edificios pueden generar graves consecuencias, pero son completamente evitables si se toman las precauciones adecuadas. Desde Metrogas difundieron una serie de medidas que los consorcios deben adoptar para garantizar el correcto funcionamiento de estos sistemas y prevenir riesgos.
1. Contratación de un gasista matriculado
La primera acción esencial es convocar a un gasista matriculado de primera categoría, con autorización para trabajar con artefactos de alto consumo, como las calderas utilizadas en edificios. En el caso de que el equipo supere las 150.000 calorías, es imprescindible que intervenga un especialista matriculado en combustión.
2. Certificación y control de funcionamiento
El profesional contratado debe revisar minuciosamente la caldera, verificar su correcto funcionamiento y elaborar un informe detallado para el consorcio. Entre los puntos a analizar, destacan el enclavamiento del sistema térmico y el estado del sistema de combustión.
3. Registro obligatorio en el libro digital
Según las normativas vigentes, la primera inspección del especialista debe incluir la carga de un informe de validación del artefacto en el **libro digital del registro de artefactos térmicos**, lo que permite un seguimiento oficial del estado de la caldera.
4. Frecuencia de controles según el tipo de caldera
Los controles de seguridad deben realizarse con una periodicidad específica según el tipo de caldera. Para las calderas a vapor de alta presión, se recomienda una inspección trimestral, mientras que aquellas a baja presión, de agua caliente o de fluido térmico deben ser revisadas cada **cuatro meses**. En el caso de los termotanques, los controles deben ser semestrales.
5. Ventilación adecuada en la sala de calderas
Es fundamental que el espacio donde se encuentra la caldera cuente con una reposición suficiente de aire exterior. Asimismo, los conductos de ventilación deben tener una salida correcta a los cuatro vientos, sin fugas ni obstrucciones que puedan comprometer la seguridad del sistema.
6. Verificación de la combustión y los materiales
Un último punto clave es la observación de la llama de la caldera, que debe ser azul, indicando que la combustión es adecuada. Cualquier alteración en el color de la llama puede ser señal de un mal funcionamiento. Además, es importante comprobar que las conexiones del artefacto estén realizadas con los materiales correctos para evitar fugas o problemas estructurales.
La correcta aplicación de estas medidas reduce significativamente los riesgos asociados al uso de calderas en edificios, protegiendo la seguridad de los residentes y evitando posibles tragedias. Los expertos insisten en que el mantenimiento periódico y la supervisión de especialistas son la clave para garantizar un sistema eficiente y seguro.