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“Economía argentina para Dummies”: el nuevo libro de Marcelo Elbaum que explica la economía para todos!

“Economía argentina para Dummies”: el nuevo libro de Marcelo Elbaum que explica la economía para todos!

Aunque de economía no seamos unos literatos, la verdad es que sabemos más de lo que parece. Sobre todo acostumbrados a las vicisitudes de la economía argentina.

 

Esto hace que conceptos como recesión, Riesgo País, inflación y un largo etc. nos sean extremadamente familiares.

 

Pero no hace falta acudir a esos términos para confirmar cuánto sabemos de economía. Si quieren llamarle microeconomía adelante, pero el tamaño es lo de menos, no deja de ser economía. ¿De qué cosas estoy hablando? Las veremos a continuación. Y como verán, todas son de puro sentido común.

 

EcArg

 

La economía se reduce a ingresos y gastos

 

No hay más. Gastos e ingresos, ingresos y gastos; eso lo saben bien por la experiencia con la economía doméstica. Ingresos que vienen de tu trabajo, de algún plan de ahorro que puedas tener, de algunas acciones o de alguna propiedad.  Luego están los gastos, en los que entran un montón de cosas: la comida, los chicos, el préstamo para comprar el auto, entre otros.

 

Como no todo el mundo es tan rico que pueda despreocuparse del dinero, y como el dinero no crece de los árboles, es esencial llevar una cuenta mínima, que refleje esos ingresos y esos gastos, y nos indique si tenemos que apretarnos el cinturón, si podemos darnos un gusto o si tenemos que ir corriendo a la familia o al banco para pedir un crédito por un imprevisto que es absolutamente inevitable.

 

Sea como sea, y aquí da igual la escala, sea para tu bolsillo particular o para el ministro que debe elaborar los presupuestos generales del Estado, todo se reduce a la siguiente máxima: la esencia de la economía son los ingresos y los gastos. Hay que gastar con la cabeza y no estirar más el brazo que la manga, eso también es cierto, pero todo deriva de ese principio básico.

 

Las entidades financieras nos necesitan

 

Es así, aunque a veces parezca lo contrario. Es verdad que generalmente no disfrutan de muy buena prensa, pero eso no quita que cumplan su labor, porque el dinero que depositamos en ellas es el que luego, en forma de créditos, fluye por la economía y hace que todo funcione. Si va bien, y no hay ningún dinamitero loco al frente de esa entidad, incluso se puede ganar algunos intereses.

 

Lo que no debemos olvidar es que, en realidad, ellos no nos hacen ningún favor; al contrario, lo hacemos nosotros, ya que los bancos funcionan gracias a nuestro dinero. Por lo tanto, la economía necesita a las entidades financieras para mantenerse en marcha, pero esas entidades nos necesitan también a nosotros.

 

Y muchos pensarán que no tienen ningún poder ante los bancos. Pero no es verdad. Se entenderá bien en palabras de un futbolista francés, que cuando jugaba en la liga inglesa de fútbol, hablando de la crisis señaló lo siguiente. Su idea era que todo nos pusiéramos a hacer cola delante de las oficinas bancarias para retirar nuestro dinero o, por lo menos, para poner cara de que querríamos retirarlo. Que un particular quiera retirar lo que tiene ahorrado no es un problema a no ser que se llame Bill Gates. Pero que medio millón de personas, o un millón o diez millones, quieran retirar su dinero, eso sí que es una mala noticia para el banco. Ese sí que es un buen susto.

 

Por consiguiente, debemos tener presente que esas entidades están a nuestro servicio, no al revés. Si no cumplen, nos vamos a la competencia, que seguro que se esforzará un poco para que el nuevo cliente esté contento, al menos al principio.

 

Hay que leer el diario todos los días

 

Como hemos visto a través de estas páginas, para saber de economía no hace falta leerse ningún gran tratado. Hay una forma sencilla de aprender economía y consolidar conocimientos que ya tenemos. Por ejemplo, leer un diario de interés general y otro económico o la sección de economía. De a poco uno se va habituando al lenguaje, se van entendiendo qué significan los distintos términos empleados y uno se va familiarizando con ellos hasta que un día resulta que los tenemos incorporados a nuestro lenguaje.

 

Leer quince minutos en total ambos diarios, y siempre los mismos, es una receta infalible para ir ganando criterio en materia económica.

 

La economía es una ciencia social que se va adaptando a los tiempos

 

Las teorías económicas van cambiando con el tiempo o mejor dicho se van actualizando. ¿Por qué? Porque los sistemas políticos, de liderazgo, tecnológicos, van cambiando y teorías que funcionaban en una época dejan de tener el mismo efecto en otra.

 

También se debe tener presente que las mismas aparecen como olas que se ponen de moda y eso determina el clima de negocios de las sociedades. Por ejemplo, la década de los ´90 se caracterizó por las privatizaciones y por considerarse que el Estado debería reducirse al mínimo para ganar en eficiencia. La primera década del siglo XXI parece caracterizarse por una mayor intervención estatal para corregir los defectos que ocurren en los mercados y que la liberalización de fines de la década del ´90 no ha podido solucionar. Lo  importante es que los principios generales de la economía no se cambian, sino que se van adaptando a las nuevas circunstancias

 

 

 

 

   La bolsa sube y baja

 

Y sí, que otra cosa te podría decir de algo que todos observamos a diario. Esto es así porque las acciones dependen de las utilidades que vayan presentando las empresas y las mismas no son estables y su crecimiento lineal sino que tienen altibajos. Por otra parte, hay cientos de elementos que influyen en el comportamiento que hace difícil que los precios sigan un camino recto.

 

En este caso, lo que recomiendo es que, más que saber el funcionamiento exacto de la bolsa, se informen bien del sitio, empresa o sociedad en el que quieren meter el dinero.

 

Si lo hacen así y no se ponen nerviosos y venden a la primera bajada de la bolsa (que bajará, siempre lo hace, pero a lo mejor es para tomar impulso y subir aún más), podrán probar jugar en este partido.

 

El sentido común no se reemplaza con nada

 

El sentido común es la base de la vida y los asuntos de economía no son una excepción. Por lo tanto, a la hora de comprar, gastar, invertir o emprender hagan caso siempre al sentido común. Si hay algo que no entienden o les parece sospechoso, déjenlo pasar. No se arriesguen, porque entonces tienen todas las de perder.

 

Obrar con el sentido común es hacerlo con sensatez, buscar en todo momento lo que es bueno. Lo que es bueno para mí y para el resto de la gente que me rodea y vive en esta sociedad. Porque obrar así redundará en el bien común, que es el bien de todos.

 

     Es mejor un poco de inflación que la quiebra

 

Este título hay que aclararlo un poco. Mi idea es que en épocas de crisis profunda, es mejor un poco de inflación que llegar a una situación de quiebra. Es decir, es mejor que haya muchos billetes repartidos que no tener nada de nada.

 

Creo que compartirán mi opinión. Tampoco es cuestión de llegar a los índices de la Argentina del año 1989, en que los precios subían dos veces por día. Pero si hay un poco de inflación los precios subirán, podremos comprar menos cosas con el dinero que tenemos y eso hará que tengamos que apretarnos el cinturón y ahorrar lo que se pueda. Pero, al menos, no nos arruinaremos ni entraremos en una situación en que deberemos ingentes cantidades de dinero a todo el mundo. Mundo que querrá cobrar, querrá hacerlo con intereses y, como tendremos que pagarlos, eso hará que tardemos más tiempo en saldar nuestras deudas y recuperar la poca o mucha prosperidad perdida.

 

La crisis y sus sinónimos

 

Crisis, recesión, estancamiento. Todos ellos son términos que, en definitiva, significan siempre lo mismo: que la economía no crece, sino que más bien va hacia atrás como los cangrejos, que no hay dinero en las calles y que, por lo tanto, no se produce. Que lo que se produce no se consume porque la gente tiene miedo y entonces no gasta. Y si no gasta, las empresas se ven obligadas a echar a parte de sus trabajadores que aumentan los desempleados.

 

Esto mismo también ocurre cuando se utilizan políticas gubernamentales erradas, que provoca que aumente la desconfianza de la gente y el dinero que la gente gana la transforme en otra moneda sacando dinero del circuito productivo.

 

Una señal de que estas situaciones se están revirtiendo es que escuchemos palabras como prosperidad, crecimiento y actividad.

 

El crecimiento cero es cero

 

Otra cosa que seguro saben sin ser un experto en economía es que el crecimiento cero significa que las cosas van mal, ya que en esa situación el PBI no crece y por consiguiente no se gana dinero. Es más, lo más probable es que se pierda, porque los gastos están ahí y no hay quien se los quite de encima. Pero no hay ingresos, o los que hay son menores, con lo que el panorama no pinta muy bien.

 

Para un economista, todo lo que no sea crecimiento por encima de cero es negativo, porque cero en este caso no significa: “Bueno, al menos nos quedamos como estamos”. No es así por la sencilla razón de que el sistema capitalista en el que vivimos solo funciona si crece. Entonces se genera empleo, se consume y el dinero circula., de modo que la maquinaria empieza a ir a todo gas e incluso incrementa toda su marcha. Si el nivel es cero, o por debajo, se llega al estancamiento y la recesión. A una crisis, en suma.

 

La mejor herramienta para aprender economía es el cerebro

 

Nuestro cerebro es portentoso, pero debemos enseñarle a trabajar. Leyendo, estudiando, reflexionando y debatiendo; escuchando lo que dicen los demás, poniéndolo en cuestión y revisando nuestras propias ideas. Un día y otro, sin miedo a equivocarnos. Solo así comprenderemos las cosas, incluso esa ciencia económica que parce concebida para que los profanos no se acerquen a ella.

 

Lo que debemos hacer es aprender a pensar por nuestra cuenta y capacitarnos, hecho eso, cuando nuestro cerebro haya entendido qué es lo que pasa en el ámbito económico, entonces reclamar responsabilidades y ponernos a trabajar para solucionar los problemas.

 

Este es un resumen del libro «Economía Argentina para Dummies»