Con estrictos protocolos, turistas y excursionistas gastaron $43.604,6 millones durante el receso ,según informó CAME. El 69% de los turistas que viajaron en julio lo hicieron por ocio o recreación.
Con 4,2 millones de turistas y 9 millones de excursionistas, las vacaciones de invierno finalizaron con un buen balance dado el contexto. Sin la mayoría de las tradicionales fiestas y eventos deportivos, los visitantes eligieron actividades al aire libre, y especialmente recorridos por la naturaleza de cada lugar.
Las vacaciones de invierno dejaron un balance satisfactorio dadas las restricciones por las condiciones sanitarias. Entre excursionistas y turistas, se movilizaron 13,2 millones de argentinos por el país que gastaron $43.604,6 millones en las ciudades que forman parte del circuito turístico nacional. A eso hay que sumar el efecto multiplicador que generan esos ingresos.
“Hubo un turismo de revancha”, señalaron varios representantes del sector. Es que después de tanto tiempo de salidas restringidas, la gente necesitaba viajar y tomarse vacaciones. Y así lo hicieron.
De acuerdo con la información brindada por diferentes entidades de provincias y ciudades, el gasto realizado en las vacaciones se compuso de 4.152.346 turistas (19% menos que en 2019), que, con una estadía media de 3,8 días y un gasto diario promedio de $2190, por cada uno, dejaron ingresos directos por $34.555,8 millones.
A ellos se suman 9 millones de excursionistas que, con un costo promedio de $1.000 cada uno, desembolsaron $9.048,7 millones, 70,9% por encima de las vacaciones 2019.
El movimiento de excursionistas fue sólo 6% menor a 2019, porque frente a las dificultades económicas y al cuidado por la pandemia, muchas familias eligieron hacer una o dos escapadas, ya sea en la semana o fin de semana.
El 69% de los turistas que viajaron en julio lo hicieron por ocio o recreación. El resto mayormente para visitar familiares o amigos. No hubo citas como espectáculos o competencias deportivas como otras veces, pero se compensó con el turismo de naturaleza, deportes al aire libre, termas, o paseos por patrimonios históricos.
También hubo menos oferta de alojamientos que lo habitual, con hoteles cerrados y el aforo limitado en cada uno, pero a diferencia de otros inviernos, las familias evitaron hospedarse en casas de amigos, familiares o vínculos cercanos, en parte respetando el aislamiento y evitar las concentraciones de gente en espacios cerrados.
Mar del Plata, Bariloche y Córdoba fueron las ciudades más visitadas, seguidas por Salta capital, Carlos Paz, San Martín de los Andes, Mendoza, Merlo, Rosario y Ushuaia.